Albert Einstein era muy espiritual.
Aunque Einstein no profesaba ninguna religión concreta, sentía una veneración divina por el orden de la naturaleza, como lo demuestran sus numerosos aforismos espirituales.
Aunque Einstein no profesaba ninguna religión concreta, sentía una veneración divina por el orden de la naturaleza, como lo demuestran sus numerosos aforismos espirituales.