Este dicho popular que utilizaba mi abuela, creo que ya nadie lo utiliza, nos habla sobre el mérito y el respeto.

En verdad, que poco se aprecia lo que no cuesta nada conseguir. En cambio, cuando conseguimos algo debido a nuestro trabajo, sacrificio y dedicación le tenemos más estima y respeto.  

Si con tender la mano, lo obtenemos; es muy probable que lo desperdiciemos. Si pensamos que podemos tener otro igual o mejor: ¿Qué importancia tiene lo que tenemos?