Muchos pensaban que Sogen Kato era el hombre más viejo de Japón, con 111 años. Sin embargo, en julio de 2010 la policía descubrió que el anciano llevaba muerto más de 30 años. Su familia lo había momificado, y lo mantenía en su cama, vestido con un pijama y cubierto con la sabana. ¡Todo para seguir cobrando la jubilación!