Cuando me quede dormido en el trafico
“¡Hola, amigos! Hoy quiero contarles una anécdota que seguro muchos de ustedes han experimentado alguna vez en su vida: ¡quedarse dormido en el tráfico! ¡Sí, esa situación tan peculiar y a la vez desesperante que nos puede hacer sentir como si estuviéramos en una versión absurda de La Bella Durmiente!
Imagínense la escena: estás sentado en tu coche, esperando pacientemente a que el tráfico avance. El sol brilla en el horizonte y el clima es tan cálido y acogedor que te arrulla dulcemente. De repente, sientes cómo tus párpados se vuelven más pesados que un elefante cargando pianos. ¡Es la llamada irresistible del sueño!
Intentas luchar contra ello, abriendo las ventanas, subiendo el volumen de la radio e incluso tarareando a todo pulmón para mantenerte despierto. Pero, sin importar lo que hagas, la somnolencia te atrapa como una medusa de pijama. Tus ojos comienzan a cerrarse y tu cabeza empieza a hacer esos movimientos bruscos, cual ave tratando de equilibrarse en una cuerda floja.
Mientras tanto, el tráfico sigue atascado. Los conductores te miran curiosos, preguntándose si te has convertido en una nueva forma de arte callejero. Otros se solidarizan contigo y te envían señales de ánimo desde sus ventanas: levantando el pulgar hacia arriba, sonriendo o, en casos extremos, tocando la bocina para despertarte de tu breve siesta involuntaria.
Y entonces, en medio de ese duermevela surrealista, el tráfico comienza a moverse. Te despiertas de golpe, como si un resorte gigante te impulsara. Tus ojos se abren de par en par y, con una mezcla de sorpresa y alivio, te das cuenta de que estás a punto de ser libre. ¡Libre del atasco y libre de la pesadilla de quedarte dormido en el tráfico!
Y así, con una sonrisa de incredulidad en el rostro y el pelo despeinado por la batalla contra el sueño, continúas tu camino, con la promesa de no volver a caer en las garras del sopor en pleno tráfico. Porque, como dicen, es mejor estar despierto y sufriendo un poco en el tráfico que quedarse dormido y despertar rodeado de conductores desconocidos que te observan como si fueras un misterio de la naturaleza.
Así que, la próxima vez que se te caigan los párpados en el tráfico, recuerda que eres un protagonista de esta comedia llamada vida. ¡Mantente despierto y diviértete con las locuras que nos regala el tráfico! Y sobre todo, ¡nunca subestimes el poder del café en una taza grande!
¡Hasta la próxima, amigos del buen humor! Sigan sonriendo y eviten los atascos durmientes, ¡que el sueño solo sea para disfrutarlo en la comodidad de nuestra cama!”