Tres brujas de la Barroca cubiertas por una niebla.

En tiempos del paganismo, los seres mágicos. Habitantes de la tierra, del agua, de los cielos: eran considerados bellos y perfectos.

A la llegada del cristianismo, esos seres bellos y perfectos, fueron desapareciendo o convirtiéndose en lo contrario, en seres horribles, deformes, malignos y terribles.

Las benevolentes hadas, con hermosas cabelleras y figuras hermosas, fueron convirtiéndose en viejas y feas criaturas que poco a poco fueron perdiendo la capacidad de hacer nacer los frutos, invocar las tormentas o curar a los enfermos.

De un momento a otro se transformaron en maléficas criaturas que maldecían los campos y llevaban la mala suerte a las personas, sobre todo en sus sabbats – orgías y liturgias demoníacas –

Una de las leyendas que comenzaron a transformar el bello simbolismo hacia la maligna naturaleza de las brujas es el siguiente:

Se cuenta que un tiempo pasado, por las vertientes de la Barroca, se reunían las brujas para cantar y bailar.

En una de estas reuniones nocturnas, un jorobado descubrió el encuentro de las brujas mientras cantaban de forma peculiar: “lunes, martes, miércoles…”, y entonces él, bien animado, se incorporó cantando: “jueves, viernes, sábado…”

Descubierto por las siniestras brujas, el jorobado afortunadamente no sufrió ningún daño, por lo contrario, fue recompensado por haberles enseñado tres días más de la semana, inmediatamente fue liberado para siempre de su horrible joroba.

Convertido en un hombre nuevo, en su camino de retorno a casa se encontró con un amigo que, sorprendido por tal extraordinario cambio, decidió poner a prueba su suerte y emprendió camino hacia la Barroca para conseguir algún favor por parte de las brujas.

Cuando llegó al lugar, tal y como le había explicado el jorobado, pudo escuchar la canción de las brujas.

Cuando las brujas llegaron al día, sábado, el hombre con una voz chillona y potente pronunció… ¡Domingo!

Desafortunado y atrevido había estado aquel hombre, sin conocimiento sobre las infames brujas, comprendió que odiaban el día, domingo, porque era el día del Señor.

Una de ellas, con gran enfado, tomó la joroba del jorobado, que aún estaba en el suelo, y se la puso en el pecho. El hombre cargó con aquella terrible maldición por el resto de su vida.

Esta leyenda ilustra como se puede percibir un hecho de forma errónea.

El relato nos da a entender que las brujas odian el día, domingo, porque es el día del señor y por ende todas las brujas son malvadas. Sin embargo, también se dice que ellas agradecieron al jorobado por enseñarles más días de la semana. Por lo tanto, sabrían que existía el día, domingo…

Acaso ayudaron al jorobado por su noble actitud y castigaron al hombre de voz chillona por su intención egoísta de obtener un beneficio.

Nos gustaría saber tu opinión sobre esta leyenda de las brujas de la Barroca.  

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