El estrés no afecta por igual a todas las personas, pues hay quienes en situaciones límite sufren problemas de acidez estomacal y afecta negativamente a su apetito dejando de comer, mientras que a algunas personas les sucede justo lo contrario e intentan compensar su estado anímico mediante la ingesta descontrolada de alimentos, lo que conlleva irremediablemente al aumento de peso.