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Símbolos, mitos y leyendas

La Codorniz

Símbolo del impetuoso ardor amoroso.

Es una prima de la perdiz a la que le gusta vivir entre las hierbas altas y sobre todo en los campos de trigo, donde puede esconderse fácilmente puesto que es pequeña, redonda y su plumaje es de color pardusco o gris beiges, a veces, con un bonito cuello blanco ribeteado de negro.

Su nombre procede del latín coturnix. Como es sabido es una pieza muy apreciada por los cazadores y los delicados sibaritas, estos últimos aseguran que seria mejor ave la perdiz si no fuera mas gustosa la codorniz. Pero, también se sabe que este pájaro migratorio se domestica muy fácilmente y es muy apreciado por la coturnicultura.

Tanto la perdiz como la codorniz pertenecen al grupo de las galliformes.

Tabla de contenido

Mitos y creencias relacionados a la codorniz.

Lo que llama nuestra atención al hablar de la codorniz es que muchas creencias populares, así como algunas supersticiones, insisten en el ardor amoroso que se le atribuye y del que se convirtió en algunos países en un símbolo.

Por ejemplo, a menudo se hacia referencia a esta ave en señal de afecto, cariño, ternura… Pero este pájaro se consideró, ante todo, como el animal que estaba en la cuna de Apolo, que, según la leyenda mítica griega, nació en la isla de las codornices, Ortigia (de ortyx, codorniz en griego) donde Leto, su madre, se había refugiado huyendo de la cólera de Hera. Así, por gratitud, Apolo hizo de su Isla natal el centro del mundo griego y lo llamo Delos, la brillante.

Estas pequeñas aves, que Bernal Díaz del Castillo llamaba “perdices de la tierra”, son muy ruidosas, arman gran alboroto y casi no vuelan. Estas peculiaridades fueron registradas por los indígenas, que no pasaban por alto ningún detalle.

En una de las fuentes sobre la creación del Sol se señala por qué la codorniz, junto con otros animales, fue destinada para el sacrificio:

Y como por algunos años no hubo sol, ayuntándose los dioses en un pueblo que se dice Teutiuacán, hicieron un gran fuego y puestos los dichos dioses a cuatro partes de él, dijeron a sus devotos que el que más presto se lanzase de ellos en el fuego, llevaría la honra de haberse criado el sol, porque el primero que se echase en el fuego, luego saldría sol y que uno de ellos como más animoso, se abalanzó y arrojó en el fuego y bajó al infierno y estando esperando las codornices, langostas, mariposas y culebras, que no acertaban por dónde había de salir el sol, en el tanto dicen, apostaron por dónde saldría, y los unos que por aquí, los otros que por allí; en fin, no acertando, fueron condenados a ser sacrificados; lo cual después tenían muy en costumbre de hacer ante sus ídolos (fray Jerónimo de Mendieta, Historia Eclesiástica Indiana, cap. II).

Si el sacrificio de la codorniz tiene su origen en este mito, resulta lógico que esta costumbre estuviese muy difundida en varios pueblos de Mesoamérica y que se haya integrado a sus fiestas, las cuales se regían por el año agrícola. Así, se degollaba a las codornices y se elevaba su cabeza en dirección al astro para ofrecer su sangre.

Leyenda de la Codorniz.

Dice una leyenda, que los antiguos mayas encontraron un ave extraña jamás vista, pensaron que era “la diosa de la vegetación”. La vieron tan bonita que decidieron hacerla reina, la rodearon de oro y joyas preciosas. Ellos la llamaron “Yaackax”, que significa diosa de la vegetación.

 Un día, los mayas salieron en busca de agua, encontraron un cenote y construyeron un canal; después de un largo tiempo, de regreso siguiendo el canal, vieron a tres Yaackax tomando agua, una de ellas se retiró hacia la cueva, los mayas la siguieron y vieron miles de Yaackax, pensaron que se podrían comer su carne y sus huevecillos.

 Conforme pasaba el tiempo avanzaba la tecnología, y empezaron a investigar a los animales de los mayas, encontraron un ave extraña llamada Yaackax, y a un lado de ella un mapa indicando el camino para llegar a la cueva en donde se encontraban las aves. Tomaron unas cuantas y algunos huevecillos, los investigaron y, desde entonces, se les conoce como “codornices”. (Red Escolar, México, 2006.)

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La Codorniz y los mitos relacionados con el Sol.

Las codornices son protagonistas en los mitos relacionados con el Sol: aparecen antes que éste y anuncian su salida. Por ello, el Sol se enoja, las castiga eternamente y pide su sangre como recompensa y ofrenda. Estas aves simbolizan un vínculo entre lo cósmico y lo terrenal, y su sangre –junto con la sangre de los corazones de los hombres– evita el caos.

El sacrificio humano y el de la codorniz para alimentar al Sol con corazones y sangre están estrechamente ligados a los mitos de la creación de los dioses, de los soles y de los hombres; incluso, el mismo Sol se sacrifica purificándose a través de Nanahuatzin.

En las fuentes sobre la creación hay múltiples constantes y un elemento reiterativo dentro de la mecánica del mito es el sacrificio, la inmolación de los dioses, para que el Sol y la Luna se muevan, para que el Sol alumbre, para lo cual éste pide a cambio comer corazones, beber la sangre de los dioses que han de crear a su vez a los hombres para alimento del Sol.

Esto representa la esencia del mito, por eso las fiestas que cada veintena celebraban los nahuas se movían dentro de una estructura mítica, y de acuerdo con las reglas del rito, cuya mecánica era el juego, se regulaba la armonía del universo.

El desequilibrio cósmico causa el caos. Octavio Paz se refería a la utilidad del rito como “un inmenso desperdicio de vida y tiempo para asegurar la continuidad cósmica” y como “una imitación del juego divino, una representación del acto creador original”. Con el sacrificio se busca mantener el equilibrio. (Arqueología Mexicana, La codorniz vínculo entre lo cósmico y lo terrenal).

La Codorniz, el ave favorita de los dioses.

En aquellos tiempos, cuando los animales apenas acababan de formarse, la codorniz (Bech) era el ave favorita de los dioses. Estaba dotada de un bellísimo plumaje, un copetito coquetón adornaba su altiva cabeza, y le era permitido construir sus nidos en las copas de los árboles, para proteger a sus pequeñuelos de las asechanzas de fieras y cazadores. Así fue como su familia se hizo cada vez más numerosa.

Cualquier otro ser viviente hubiera estado muy agradecido por esos privilegios; pero la codorniz ofuscada en su egoísmo, no se daba por satisfecha. En su fuero interno, abrigaba la esperanza de poseer algún día un mundo entero, en el cual sólo vivirían ella y su numerosa prole.

En una ocasión, el bondadoso Gran Espíritu sintió deseos de visitar la tierra, anhelaba contemplar nuevamente el mundo que había ayudado a crear. Entonces, invitó a Yaa-Kin, el príncipe del Sol, para que lo acompañara en su viaje y, tomando forma humana, descendió hasta llegar a la tierra.

La noticia de esta visita hizo que Box-Buc, el príncipe de las Tinieblas, se tornase negro de envidia. Y juró vengarse haciendo fracasar los planes de los viajeros.

Con esa finalidad, envió a sus espías a seguir la pista de los forasteros, y se sentó en su trono de ébano para aguardar los resultados de sus maquinaciones.

Sin embargo, tan pronto como los visitantes entraron en la selva, los buenos genios del monte se dieron cuenta de la presencia de los espías, y juraron proteger a sus huéspedes.

Contrariados por los constantes fracasos de sus planes, los espías decidieron interrogar a las aves, dulcificando su áspera y desagradable voz todo lo que les fue posible.

Sin embargo, con aquellas fingidas voces, no lograron engañar a los astutos pajaritos. Y todos se rehusaron a darle información alguna, excepto Bech, que ambicionaba un mundo para ella.

La egoísta codorniz le dio instrucciones en secreto a su prole. Y cuando los divinos visitantes se aproximaron, la numerosa familia de la codorniz levantó el vuelo, produciendo un gran estruendo, que hizo a los viajeros detenerse a investigar, todo lo cual permitió a los espías ubicarlos.

El Gran Espíritu sintió honda pena al darse cuenta de la perversa estratagema de Box-Buc; pero al reconocer en el ave delatora a la codorniz – precisamente a la que él había amado tanto-, lágrimas de desengaño brotaron de sus ojos, y sentenció: “Traicionera Bech, de hoy en adelante, tú y todos los tuyos quedarán a merced de las fieras y cazadores, pues cerca de la tierra vivirán para siempre”. (Yurina Fernández Noa, yucatantoday.com, mitos mayas el codorniz)

Leyenda de los soles Cuautitlán.

En la Leyenda de los Soles, en los Anales de Cuauhtitlan, se relata que cuando Quetzalcóatl roba los huesos preciosos que darán origen a la humanidad cae en un hoyo; sus huesos se esparcen y entran en acción las codornices, que adquieren un doble papel: asustan a Quetzalcóatl y carcomen y agu- jeran los huesos. Nuevamente, las ruidosas codornices, aves terrenales, molestan a un dios, pero no en el espacio sideral sino en otro espacio, que es el inframundo.

Sahagún dice que estas avecillas andaban siempre en bandadas y que si se separaban y se escondían de los cazadores, unas llamaban a las otras silbando y haciendo mucho ruido y se volvían a juntar, y era justo cuando las atrapaban. Estos animales son de corto vuelo, más bien corren mucho y permanecen a pie de tierra para cuidar a sus hijuelos, características que se daban sólo en estas aves.

El relato sobre la ruptura de los huesos conlleva dos aspectos: el hoyo como negrura de la noche y las codornices como luz de día.

Patrick Johansson señala que estas aves aparecen en periodos de calor y vuelan sobre todo antes del amanecer, por lo cual se les considera como “una luz que surge de la noche o del inframundo”. Sin embargo, si vuelan o salen antes del amanecer, le ganan al Sol a salir, le ganan al alba, y salen cuando aparece Venus, la estrella de la mañana; es decir, la aparición de la codorniz coincide con la aparición de Venus, el lucero de la mañana. (Arqueología Mexicana, México Antiguo, la codorniz vínculo entre lo cósmico y lo terrenal)

La Codorniz como Ave adivinatoria.

Augurios de la Codorniz.

Significado evolutivo: te encuentras en una situación que evoluciona de forma favorable. Atraviesas un periodo feliz, sin preocupaciones. Vas a tener una sorpresa agradable o un éxito personal.

Significado involutivo: te encuentras en una situación de inmovilización, estancado. Debes esforzarte para mover las cosas, tomar iniciativa y actuar.

 

Lenguaje simbólico de la Codorniz relativas a las personas.

Esta carta designa a una persona con un ardor amoroso impetuoso, con una sensualidad exigente, apremiante, impaciente, cuyos sentimientos y deseos son exagerados. En cuanto a saber si tales sentimientos son sinceros, profundos y duraderos, no es precisamente con la Codorniz como llegaremos a saberlo. Deberás estar rodeada de otras cartas del Ave del paraíso, como el Pato o la Grulla, por ejemplo, o el Ibis y la misma Ave del Paraíso, para que estos deseos sean moderados o canalizados hacia un objetivo noble, generoso o hacia unas relaciones duraderas. Cuando este augurio aparece, incluso puede tener buenos presagios en lo relativo al entendimiento conyugal amoroso. Por otro lado, La Codorniz representa también a un ser que sabrá forzar la suerte, gracias a su actitud audaz. Es pues, una carta que revela unas tendencias un poco excesivas, que serán positivas o negativas, según el uso que haga de ellas la persona en cuestión.

Lenguaje simbólico de la Codorniz relativas a los acontecimientos.

Así como la Codorniz se refiere preferentemente a las situaciones relativas a las relaciones amorosas y sensuales entre los seres, revelando sus vivos deseos o su dependencia afectiva y carnal, también esta en relación con la mas pura suerte, en lo que se refiere a ganancias o ingresos. Pero igual aparece cuando es necesario pagar deudas, cubrir gastos o comprometerse con ciertos costos para satisfacer los propios deseos. De alguna manera, la Codorniz nos previene de que nunca se obtienen nada sin dar algo a cambio.

Nos permite tomar conciencia del valor de las cosas o del valor que se les da. Por último, cuando esta del revés o rodeada de malas cartas, a veces anuncia una decepción sentimental o amistosa, o una perdida financiera.

Palabras clave relacionadas al lenguaje simbólico de la Codorniz: ardores, deseos, pulsiones, sensualidad, amor ciego, buen entendimiento conyugal, golpe de la suerte, ganancia inesperada o inspirada. Deudas, gastos, perdidas excitación, impaciencia, decepción sentimental o de amistad.

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Símbolos, mitos y leyendas de las Aves.

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